Después de mi última experiencia gastronómica en un restaurante de postín, he comprendido que se puede disfrutar con el dolor…
Nada más entrar, una señora de modales exquisitos y algo castrenses nos recibe y nos acompaña a la mesa reservada. Una vez acomodada, observo a mi alrededor: decoración exquisitamente clásica con algunos toques “rupturistas” (una de esas palabras de moda… ¡Ayyyy, estos neologismos!), salón espacioso y luminoso y, como diría mi suegra, manteles de los buenos...
La misma señora de modales exquisitos y algo castrenses nos trae la carta y se permite desaconsejarnos los chipirones porque, según ella, “no han adquirido todavía un tamaño elegante”.
Enmudezco, impresionada ante tal apreciación.
Opto pues por un “triunvirato de gambas en salsa de estragón y aroma de amapola”, con la esperanza de que los crustáceos superen en talla y distinción a los ordinarios chipirones.
A continuación, entra en escena una camarera con una cestita de panecillos gordezuelos, todos igualitos, y me pregunta cuál quiero. “Qué más da”, pienso yo, “si son idénticos”. Como intuyo que no se quedará contenta hasta no señalarle uno en concreto, elijo uno de los del centro; que al menos le cueste sacarlo.
Al rato, regresa la misma camarera; esta vez, en sus manos, una enorme bandeja con dos enormes platos de contenido más bien discreto.
¿Será esa nuestra comida?
Obviaré la respuesta.
Se detiene frente a nosotros y, cual lazarillo gastronómico que guía a dos ciegos de paladar, nos hace una descripción del plato. Me dan ganas de aclararle que ya sabemos lo que hemos pedido, pero la dejo finalizar el ritual. Más vale acabar con esta farsa cuanto antes.
La verdad es que tiene muy buena pinta, y confieso que está… delicioso. Con el segundo plato (“chuletitas de cabrito con arroz meloso y crema crujiente de castañas marinadas”) disfruto tanto o más. Y con el postre, levito a la primera cucharada... Claro, no me extraña: llamándose “angelotes tatin con helado de nube caramelizada”, así cualquiera.
Vale, vale, lo reconozco, todo está exquisito; un verdadero placer para todos mis sentidos... exceptuando el común y el del humor.
(Ahora viene el momento de hablar de la cuenta, pero me lo saltaré hábilmente; es una herida aún abierta, y hasta diría que infectada).
Cuando por fin salimos de aquel paraíso infernal, comprobamos con horror que nos hemos quedado con hambre.
A lo lejos, en el horizonte, como una señal providencial, como una estrella fiel, como un pequeño milagro, se recorta la M grandiosa, amarilla y luminosa de una conocida hamburguesería…
23 comentarios:
jajajaaaaa muy crítico, sí señor. a mí el olorcillo de McDonalds me alimenta mientras espero los 2 escasos minutos ''that it takes to get your meal''. El McMenú en cuestión es sólo el postre que colma mi hambre (aunque yendo a comer contigo, Merceditas, me conformaba con los olorcillos cruzados del McDonalds y las ancas, en el sentido más pervertido de la simbiosis).
Has amanecido con hambre hoy????
jajajjajajjaja, me recuerda el restaurant nuevo que fuimos y parecía que estabamos jugando a las comiditas!!!!! excepto a la hora de la cuenta claro.....
sunshine kisses!
¡¡¡Mucho peor es ir a cenar (invitada,claro) al Bulli en barca desde Cadaqués... y devolver TODA LA CENA después en el mar, durante el viaje de vuelta!!!!TRRRRRemendo!!!!!
Muy bueno el nombre de tu plato! Intentaré pedirlo an algún "restó",como se llaman aquí esos sitios para comer donde sos guiada por señoras castrenses.
Y para las srtas camareras de esos lugares...hacen un casting de "stupides"?.
Y la M salvadora, mal que nos pese...
Te dejo un beso, y me reí con tu historia!
¿Serías capaz de comerte unas "McAncas"? JUAJUAJUA!!!
(vaya, a ver si ahora les he dado una nueva idea a los de la "M")
A mí me encantan las hamburguesas con queso y el "sandy" con caramelo...!
Besos de ketchup y pepinillos! ;-D
...Siempre pasa igual en estos restaurantes: los platos, pequeños, y la cuenta... ni te cuento! (y los cuentos, cuentos son, jua, jua, jua)
(mejor me voy a dormir...)
Besos de hamburguesa!!!
Jo, Chus, ¿estás segura de que devolviste por culpa del paseíto en barca? ¿No sería que cenaste chipirones, y no eran de un tamaño elegante? ;-D
(pssst, pssst, oye, ahora que no nos ve nadie... ¿qué tal fue la cena???? Explícame algo, anda, que me muero de curiosidad!!)
Ayyyy, ahora da risa, pero en el momento yo estaba harta de tanto show!!! Y porque me he dejado en el tintero otras situaciones absurdas...
Un beso de M salvadora!! :-)
yo la verdad me quedo con la primera,por lo de romantico y no de cena,en sitios pijos ya se sabe que antes de ir te tienes que comer un bocadillo de chorizo ,vaya no se es un cuento de nunca acabar.......abrazos....
Reconozcámoslo: en ese tipo de restaurantes uno come más que nada por la vista (la vista de los rimbombantes nombres de los platos, quiero decir, no la vista de los platos en sí, jajaja), porque la comida en sí suele ser bastante escasa, ejemmm.
¡Espero que no le dijérais a la señora castrense que después de estar en ese restaurante fuísteis al de la M amarilla, porque si no la pobre podría haber muerto de un patatús!!!!! jajajaja
Nos faltó ir bien desayunados al restaurante de las narices, ja, ja,ja!!!
Te digo una cosa, yo no vuelvo a un restaurante así!
Bueno, esa es otra de las cosas que me ponen mala: los nombrecitos de marras! Amos, anda! :-Ç
De verdad, me siento como si me tomaran el pelo de mala manera...
Me has recordado a la espuma de tortilla de patatas servida en un vaso de chupito que ha dado fama internacional a cierto cocinero de mi tierra... Jajaja. Si es que donde este un buen bocata de jamón.
Besos y feliz finde.
Jajajaja...es cierto, pero reconoce que los nombres que les ponen a los platos son verdaderos poemas :-)
¿Espuma de... tortilla de patatas??? Eso es casi un... sacrilegio! ;-D
Buen fin de semana a ti también, y buenos... bocadillos!
Oye, ahora que lo pienso...¿Sabes si los platos son "bautizados" por los mismos padres de la criatura?
Imaginación no les falta, la verdad...:-)
No soporto esos sitios de plato grande, raciones invisbles y camarer@s que no cagan...
Sí, esta todo muy bueno, pero sólo faltaría que al precio que te lo cobran,no fuese así. Morirían lapidados sin duda!
Y a la castrense, al salir pedorreta!eso sí de tamaño elegante! cagoen!
Yo soy más de frankfurt... que de Mc... la edad marca querida...
Besos de tamaño elegüante.
jaja, pequeña ranita, sabia que la entrada os iba a recordar a algo... quería aparcar un poco la política pero ya he logrado intoxicar vuestras mentes!! muajaja... todo os recuerda a politiqueo.
cuidado con cruzar la calle; rana mía, da brincos por los pasos de cebra y no pises lo blanco! (k) mua-muamua-muamuamua!
Pues espérate, que ahora se han sacado de la manga lo de la carta de aguas!!! La cosa no tiene desperdicio!!!!
Oye, que yo tampoco le hago ascos a un frankfurt, ja, ja, ja! Mira, sin ir más lejos, el viernes caí en la sabrosa tentación...
Yo no te mando besos, sino ósculos.
XD
...Si es que nos llevas por donde quieres, perverso Falete! XD
No te preocupes, tendrá cuidado al cruzar, no sea que una cebra del paso me pisotee, juajuajua!!!!!
Besos y feliz semana!!!!!!!
ja ja XD
Yo ya te digo, a mí de tanto en tanto, me pide el cuerpo comerme una guarrada de esas grasientas de Chez MacDo ;)
Yo iría más a menudo de lo que lo hago, porque me encanta!!!!!!
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