SI ES QUE SIEMPRE VOLVEMOS A LO MISMO: UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS… HOY: “UNA SONRISA, POR FAVOR”

-Eh, usted, sí, usted, joven, si le interesan los libros antiguos, tengo una buena colección en mi casa. ¿No le interesaría verlos? Se los dejaría a muy buen precio…
Lo que menos esperaba sentado en un banco de aquel jardín, era una proposición, en principio nada indecente, de una anciana menuda, encorvada y desaliñada. ¿Por qué se había dirigido a mí? ¿Cómo sabía de mi pasión por los libros antiguos? Y sobre todo, ¿cuál fue la razón por la que acepté acompañarla?
La anciana y yo iniciamos el camino hacia su casa. En pocos minutos, llegamos al mugriento portal de un edificio decrépito de cuatro plantas.
-Pase usted primero, joven, que yo voy muy lenta. Es el primer piso. Espéreme allí.
Subí casi a tientas por la oscura escalera, y me detuve en el primer rellano que encontré. Detrás me seguían sus pasos torpes y lentos, acompañados de cansados resoplidos.
-Apártese, que voy a abrir –me dijo, jadeante e imperativa, al alcanzarme.
Cuando la cerradura cedió forzada por la llave, la puerta dejó entrever un piso desordenado y bastante sucio. Todo despedía un fuerte olor a sardinas asadas y a coliflor hervida. Yo odiaba esta hortaliza… ¿Se trataba de una señal para salir de allí a toda prisa y no volver? Si así era, no la supe interpretar.
-Sígame –ordenó la mujer.
Caminamos por un pasillo interminable y negro como una cueva, por el que mil ojos invisibles parecían acecharme en un incómodo silencio. Por fin llegamos a un salón de aspecto vulgar y miserable; sólo una insólita peculiaridad lo hacía extraordinario: cientos de fotos permanecían distribuidas sobre todos los muebles; las había color sepia, unas en blanco y negro, otras más recientes, en color, pero todas cuidadosamente enmarcadas. En cada una de ellas aparecía una sola persona, siempre en la misma postura, sosteniendo un libro en las manos y una sonrisa radiante de gran satisfacción.
Mientras contemplaba asombrado aquel bosque de imágenes, la anciana había desaparecido. Poco después, salió de una habitación con un libro en una mano y algo que a primera vista no pude reconocer, en la otra.
-Échele un vistazo a esto, joven.
Me entregó el libro. Al verlo, me estremecí. Era una verdadera joya, una increíble reliquia. El deseo más descontrolado se apoderó de mí; no anhelaba otra cosa que acariciar sus hojas, explorar sus palabras, ahogarme en su olor a historia. En ese momento cercano al éxtasis, la anciana solicitó mi atención con un grito:
-¡Eh, joven, míreme y ...sonría!
Fue entonces, al despegar los ojos del libro, cuando me fijé en el aparato que sujetaba la mujer: era una cámara fotográfica. La miré todavía con la sonrisa de saberme con aquel hermoso libro entre mis manos y, antes de poder reaccionar, la anciana pulsó el botón. Lo último que recuerdo fue un fogonazo cegador…
Desde aquel instante, vivo encerrado dentro de un marco, sin posibilidad de escapatoria, como un patético prisionero que no sólo ha perdido la libertad, sino también sus tres dimensiones. ¿Lo mejor? La grata compañía de cientos de personas en mi misma situación, y el haber quedado inmortalizado con un hermoso libro entre las manos.
¿Lo peor? El olor a coliflor.

22 comentarios:

Alberto dijo...

Merceditas, si todos tus cuentos son delicisioamente geniales, este es calidad suprema. Plas plas plas, si alguien dijo alguna vez que era yo un mago de la palabra, me acabo de quedar mudo.
Felizósculo viernes viajero.
Cuídate.

machulá dijo...

ya no se puede uno fiar ni de los marcos de fotos, ni de las ancianitas generosas, ni de nada...

me quedo con el olor de las sardinas asadas..qué hambre, ñammmmm

El sereno de los faros dijo...

y si...el olor a coliflor destroza los momentos top de la vida.

besos amiga, excelente construccion del relato.

cristal00k dijo...

Hummm que precioso cuento Merceditas. Suena a cementerio de libros olvidados por ahí cerquita de donde tu vives...
Lo único malo, la coliforrr!

Susi DelaTorre dijo...

Todo lo que parecía inocente, extraño...sí, pero todos guardamos un margen para otorgar a la magia cotidiana.


Y de repente... el pánico y la sorpresa irrumpen en la historia.

Mercedes, feliz fin de semana y gracias por tus letras!

a albertito, merceditas le dijo...

No se me quede usted mudo, don Alberto, que tenemos todavía mucho de qué hablar, ja, ja, ja!

Feliz sabadósculo, zascandil! Muamuamua!

PD.-Oink, oink! (vaya, se me ha colado un cochinillo en el blog! ¿Es tuyo, quizás?)

a la machulá, pseítas le dijo...

Esto es como en los cuentos clásicos, que la dulce ancianita siempre acababa siendo una bruja de armas tomar!

Pues yo, sardinas, pché, pero ahora mismito no le haría ascos a una tortilla de patatas...

al serenosdelosfaros, merce le dijo...

Coliflor, hortaliza de bonito nombre y belleza singular, que sin embargo no ha sabido elegir correctamente su perfume...

Mil besos, y gracias!

a cristal00k, merceditas le dijo...

¿Pero ande te habías metío, mué? Has estado missing!!! Qué alegría volverte a ver...! ¿Todo bien?

Un ramo de besos, que no de coliflores!

a lasosita, mercedes le dijo...

Gracias, feliz fin de semana para ti también! He empezado a leerte esta mañana, pero he tenido que dejarlo por cuestiones marujiles... En fin, espero volver a pasar dentro de un rato por tu blog y disfrutar de tu lectura en calma.

Un beso!

silvia zappia dijo...

AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!
Qué horror!
(y el holor a coliflorrrrrrrr....)



Aplausos miles!*

Anónimo dijo...

qué esquisita coincidencia,o telepatía o lo que sea....sin haber entrado por tu blog aún media hora más tarde de tu comentario he hecho una deliciosa tortilla de patatas ( soy la única fan de mis tortillas,jajajaj)

pues la coliflor huele mal pero se deja comer, mi recuerdo "inolvidable" es de unas navidades cortando lombarda... las manos teñidas de morado... y todo pá ná, aquello estaba malísimo,jajaja

buen viaje

machulá dijo...

eyyy, de anónimo nada, que cuando estaba yo firmando se ha escapado el textoooooooo

pos eso, que soy/era la machuláaaa

Minoe dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ!!!!!!!!!!! bueníiiiiiiisimo! me parto, es súper original y te sorprende al final. Cada día escribes mejor. Éste lo tienes que presentar a algún concurso, neeena!
Bon diumenge

a rayuela, merce le dijo...

Rayuela, te dedico la parte más negra del cuento! (y no la coliflor)

BesosBesosBesos!!!!!

a la machulá, pseítas le dijo...

Pues la col también tiene su aroma, también, por muy lombarda que sea...

¿Ha quedado algo de tortilla de patatas? Ay, que me temo que no...snif...

a minoe, merce le dijo...

Minoe, sei preziosa! ;-D

Lo mismo digo, feliz día. Y ya puestos, buena semana! Empieza con energía positiva, y no dejes que nadie te la quite!

Minoe dijo...

Anche tu, lo sei! :-))

P.D Lo intentaré...

a minoe, merce le dijo...

¡...Y lo conseguirás! :-)

a diana, mercedes le dijo...

Eres realmente amable. Tu comentario me ha emocionado!

Gracias!

efterklang dijo...

mmmm qué demonios dirá el comentario escrito en algún idioma oriental...

Que miedo con la viejita y su cámara... pero si la coliflor no es tan mala, ¿por qué tanto odio?

Saludos

a efterklang, mercedes le dijo...

Vaya, ¿es que no queda claro el comentario oriental? :-) Venga, te lo traduzco: dice que la coliflor no es tan mala. ¿Ves? Coincide con tus gustos!!

Un GRAN saludo!

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