Tras los
ventanales de la casita costera, un perro observaba la encarnizada lucha entre la
violenta tormenta estival y las coloridas toallas de playa, aferradas con
fuerza al tendedero para evitar caer sobre el embarrado jardín.
-Pero qué
bien te lo estás pasando, bribón -dijo su dueño, sonriente, al encontrarle
compitiendo en aullidos contra la tempestad en un duelo que, lejos de
amedrentarle, le estimulaba.
El animal
desvió la mirada buscando la de su amo y le retó mentalmente.
-¿…Estás
pensando la misma locura que yo? –preguntó el hombre, seguro de coincidir con
el deseo de su mascota.
Un
entusiasta ladrido bastó para que el hombre se decidiera a protegerse con un
impermeable y a abrir de inmediato la puerta de casa.
Un vivificante
viento frío les atrajo al exterior, donde ambos corrieron, saltaron y aullaron
bajo la lluvia torrencial, en una unión despreocupada y quizás un tanto pueril
pero indisoluble, de esas que hacen de algunos instantes un recuerdo único, como
una sentimental fotografía imaginaria compartida para siempre por dos almas gemelas.
45 comentarios:
Una escena natural como la vida misma que deja libre el instinto animal, primario y noble del disfrute de la naturaleza Nos unen muchas cosas con los animales.
Besos.
Ya me gustaría ir con los protagonistas a bañarme de lluvia que tanta falta nos hace! Una historia muy refrescante Mercedes.
Las cosas sencillas son las que
más dentro te llegan, imaginar
la escena que nos describes sin más
pretensión que la de disfrutar por
el mero hecho de hacerlo, es cuanto
menos refrescante y nos enseña que
para disfrutar de la vida solo nos
hace falta una cosa: vivirla sin
pretensiones ni tapujos,solo eso,
vivirla.
¡Qué delicia de relato!Con envidia nuestros ojos los siguen en su paseo viéndolo "cantando bajo la lluvia"
Feliz domingo:)
Guau!, me encanta. Esas uniones invisibles son duras y duraderas.
Un beso, de una cuentista recién llegada.
Bonito paseo bajo la lluvia, la vida nos ofrece siempre instantes para disfrutar, con lluvia, con sol, solo hay que saber aprovecharlos, como tus protagonistas.
Un beso.
Pues yo tengo unas ganas locas, con o sin perro, de salir a la calle en cuanto caigan cuatro gotas y sentir la lluvia después de tanto tiempo sin un buen chaparrón...!
Un beso!
Jajaja, bienvenida al club! Y mira que odio la lluvia, pero últimamente se me está haciendo casi indispensable...y no llega.
Ahí está, hay que saber disfrutar de esos instantes que de tan sencillos que son, resultan mágicos y proporcionan muchísima felicidad.
Un abrazo.
En su caso, "aullando bajo la lluvia", jajajaja! Ay, ya me gustaría a mí...!!
Gracias, lo mismo digo! :-D
Tienes toda la razón, son los lazos que más unen...
Muchas gracias por tu visita y por tu comentario....¡Hasta muy pronto!
...No hay que dejar pasar ni una sola oportunidad de disfrutar...!
Un beso!
Hacer algo insólito, pero deseado, es una buena terapia para paliar la monotonía...
Salu2:
Tienes razón Mercedes, ahora que no cae ni una gota, se me escapa la memoria y no recuerdo días de lluvia seguida, perpetua, ha sido un otoño y un invierno y primavera muy secos, el calor nos ha perseguido y el verano sigue sin apenas refrescarnos.
A mi me gusta salir a la lluvia, pasear por las calles más desiertas, sentir sus gotas que resbalan por mi cara, será que se añora lo que no se tiene.
Besos,
Todos hemos andando o corrido bajo la lluvia sin preocuparnos demasiado por sus consecuencias ( constipados o gripes)esa sensación es única y muy divertida si vas de vuelta a casa claro porque si tu destino es otro la cosa cambia.
Ojala llueva pronto!!!
Besitos :)
A menudo se hace casi sin pensar, ¿verdad? Es un poco como dejarse llevar...Y siempre sienta bien.
Un saludo.
Ahora, te digo una cosa: estoy segura de que en cuanto se ponga a llover en plan serio, acabaré harta (es que me conozco, jajaja) y añoraré estos tiempos de sequía. Será porque nunca llueve a gusto de todos, jeje.
Un beso.
Qué razón tienes! Cómo cambia la sensación de empaparse con la lluvia porque uno quiere... o porque no tiene más remedio...! Pero sí, venga, que llueva pronto...
Un beso!
!Que bonitooo!, conmovedora escena ¿quien no se apunta?, porque yo desde luego, no me lo pensaría dos veces, además, sin impermeable ni zapatos, corriendo y gritando por la tormenta con mi perro... pueriles, salvajes y libres.
Me ha encantao Mercedes
Mil besitos gordotes
Me encanto esta historia, y ahora que tenemos a Sancho comprendo eso de las almas gemelas (con el perro) Ademas, me parecio entranable cuando desde la casita el perro mira la tormenta, da sensacion de paz.
Bello amiga
Eso mismo!!!! ¡Pueriles, salvajes y libres! Sí señora, has dado en el clavo!
Un beso y bienvenida de nuevo, que ya te echaba yo de menos! Mua!!
No tengo perro, pero puedo entender esa complicidad tan profunda con una mascota...
En la historia es el perro quien mira por la ventana, pero creo que en mi subconsciente era yo misma, imaginando que llovía, jajaja...!
Un beso!
Uuuum, no he entendido nada. Si acaso, que llueve, poco más. Porfa, no utilices un lenguaje tan ampuloso que se nos hace hermético a quienes del barroco quisimos vivir.
Mucho adjetivo veo yo para tan poco nombre.
Ale, ale. A seguir simplificando que es prohibiendo.
Besósculos luneros.
http://visitas-gratis-en-tu-blog.blogspot.com.es/
Este blog vuelve a estar activo , visitenos para conocer otros blogs y dejar conocer tu blog . Gracias!!!
QUE LLUEVA QUE LLUEVA ,POR LO QUE SE VE CADA DIA CANTAMOS MEJOR....ABRAZOS...........
Oye, no te me pongas broncíneo rococó, que te lanzo una hipérbole (o lo que es peor, un hipérbaton) por una ancha avenida y a ver qué haces. Está visto que no sabes encajar las críticas. A ver si aprendes de otros textos en los que se mezclan niñas con sentimientos patrióticos y no sé qué más.
Un beso de una sencillez apabullante (o, perdón, ya usé una palabra prohibida)
Muchas gracias por tu comentario informativo!
Intentaremos cantar mal, a ver si así le da por llover, ¿verdad?
Bueno, mucho quejarme, pero se ve que mañana ya caerá algún chaparrón; no te olvides el paraguas en casa!
Un abrazo y feliz semana.
jue, me ha encantado. De verdad, de verdad. La lluvia, el hombre, el tendido y el perro...
Es perfecto.
Un instante magico que a mi tanto me deliran.
Besos, Mer :)
...Esos son los instantes que hay que coger al vuelo y no dejar escapar, ¿verdad? :-D
Besos, Bixito! :-)
Refrescante relato, no por la lluvia, sino por las letras
Un abrazo
El tendedero y el perro, lo tengo. Pero me falta la casita costera y la lluvia. Desde un segundo piso de una ciudad dormitorio, sin una gota de agua, al menos, sí puedo decirte que me encantó ese relato.
Abrazos
Mercedes, Mercedes, afeto não se compra, por isso os perros são o melhor amigo do homem...doce cena teu escrito me proporciona.
ps. Meu carinho meu respeito meu sempre imenso abraço.
Podríamos decir que se trata de una lluvia... de letras, jajaja!
Gracias! Un abrazo.
La lluvia la tienes en tu blog...¿recuerdas? :-D
Muchas gracias por haber pasado por aquí y por tu comentario! Las puertas quedan abiertas, así que no dudes en volver :-)
Un abrazo.
Mi querido Jair, Jair, me gustaría saber si el hombre es el mejor amigo del perro...!
Gracias siempre por tu visita, Jair, Jair...Es un placer, ya lo sabes :-)
Un abrazo inmenso, con lluvia y con sol!
que bonita imagen para el mejor amigo del perro.
:)
David
...A veces dudo de que lo sea, jaja, pero bueno, en esta ocasión me lo quiero creer... :-)
Un saludo!
Es que no hay nada como brincar bajo la lluvia refrescante y pura.¡ay! que tiempos aquellos en los que llovía y me ponía las botas de agua para pisotear todos los charcos que se me pusieran delante.
Por aquí dicen que nos llega el fin de semana el huracán ya debilitado Nadine, a ver si deja algo de agua...
Besos de gofio.
Esa es otra, ahora pides lluvia y te viene una tormenta tropical...¿Es que ya no hay término medio???
Bueno, ya sabes, botas, paraguas... y un perro para este fin de semana.
Un beso.
...... GUAU! GUAU!.....
Yo también soy de esas locas... que sale en plena tormenta... pero mis perrillos se mueren de miedo con los truenos y eso de mojarse no se hizo para ese par de señoritingos... así que cuando se lo propongo, solo les falta silbar mientras miran hacia no se sabe donde...
¡ya ves!
Besos, Merceditas.
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