TURISMO DEL GÜENO. Comentarios finales


En general su aspecto es raro… más que raro, exagerado, y no solamente por la indumentaria… sus caras, por ejemplo, parecen caricaturas: o tienen la cara muy colorada, o los ojos muy separados, o la nariz demasiado pequeña, o la frente demasiado ancha, o los pómulos muy pronunciados, o las bocas muy grandes, o son muy pelirrojos, o demasiado rubios… y siempre esa mirada despistada común en todos, nunca inteligente o curiosa por la oportunidad de conocer mundo, sino perdida en ellos mismos, perdida en sus calcetines negros, en sus picaduras de insectos, en sus heridas en el pie, en su sudor, en sus cervezas, en el peso de sus mochilas, en sus planos arrugados de la ciudad, en sus caras agotadas y hambrientas…
Son capaces de comer cualquier cosa en cualquier sitio y de cualquier manera,… siempre y cuando no sea en un restaurante: ellos sacan su fruta de la mochila, la lavan con el agua de alguna fuente decorativa (porque sufridos, lo son), se la comen a ser posible debajo de una sombra, y no piden más. Porque son espíritus etéreos que se alimentan de la belleza de la ciudad y no quieren caer en la trampa más comercial y turística. Por esta misma razón, dan un aterrorizado paso atrás en cuanto ven que hay que pagar entrada para visitar un lugar determinado. Ellos se las saben todas. Aunque siempre hay un incauto que se deja seducir por los hipotéticos encantos de un museo…

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