Poco se imaginaba el inocente Benigno que aquella plácida mañana primaveral iba a toparse con el mismísimo demonio en el inofensivo camino hacia el seminario. En cuestión de segundos, unos incendiarios ojos negros convirtieron en ceniza sus principios, unos sugerentes labios rojos como la sangre se tragaron sus sólidas convicciones y el infernal movimiento ondulante de unas anchas caderas destrozó su vocación.
Y Benigno no sólo cedió en una rendición incondicional a una perversa y deliciosa tortura, sino también a la nueva religión de la fogosidad y al posterior asesinato del sacerdote de debía haber sido y ya nunca fue.
Convertido en esclavo de su propia pasión y sin posibilidad alguna de salvación, Benigno maldecía aquel endiablado encuentro por haberle condenado a un fuego que, para su gran desgracia, no sería eterno.
19 comentarios:
Quién no entregaría una eternidad de mesura por un instante endemoniado…
Estás perdonado, Benigno.
Un beso mesurado,
D.
Una vez que sabes que existe, tienes más posibilidades de buscarlo y encontrarlo de nuevo, ¿no?.
No lo sabe, pero tuvo suerte.....
Un abrazo.
Feliz día.
Bueno, yo no la podría haber visto, pero ¿y si se me hubiera presentado en forma de perfume Magnifique?
Ale, feliz semana y besósculos de buenas noches.
Esto... ¿y dices que se llamaba "Benigno"?
Vaya, más vale un buen cristiano que un mal sacerdote. Buen cuento.
mariarosa
Ay benigno!!! que efimeros son los principios y tangibles los deseos carnales!
Amén.
Mua.
¿...Se dará cuenta algún día?
Un abrazo!
¿Es esa una prieguntia rietióriquia? ¿Eh? ¿Eh?
Hasta dentro de unos días, quizás años, juajuajua. Un besósculo añorósculo. Mua.
...Y porque no te he dicho los apellidos...
En la vida hay que encontrar el propio camino; de lo contrario, siempre nos faltará algo...
Un abrazo.
Muchas gracias por volver a presentarte en mi blog como ya hiciste hace unos meses. Tendré en cuenta tu invitación...
Un saludo!
...Desde luego, no le hables a Benigno de hacerse vegetariano, jajajajaj!
Seguramente no ha hecho mala elección, el Sr. Benigno, díselo
;-)
Bueno, espero que no se arrepienta, jajajaj!
Todo sea por unas anchas caderas, ejejeje! Pobre Benigno, sería Maligno su segundo nombre??
Saludos eternos!
No, si eso del masoquismo ¡no respeta ni al Diablo! pobre, condenado, el fuego de su condena le sabrá a poco.
¡Delicioso relato! ¡me ha gustado!
Jajaja, tenía yo la "casi" certeza de que eso de las "anchas caderas" llegaría al corazón de todos los hombres, jajajaj!
Anchos saludos!
PD.- Te comunico que esta semana Benigno se ha cambiado de nombre...
Ayyyy, lo mismo pienso yo del pobrecito Benigno!
:-D
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