Elías no tendría que haber hurgado jamás en la correspondencia personal de su longeva abuela, recién desaparecida. Lo que tocaba, por una cuestión de respeto, era sacar todas las cartas del cajón de su cómoda y tal como estaban unidas por un viejo lazo de un rojo mortecino, lanzarlas a la chimenea. Pero no lo hizo por culpa de su mujer.
-Pero querido, ¿cómo piensas quemarlas, si en casa no tenemos chimenea?
Aprovechando tal circunstancia, Elías no pensó en destruirlas de otra manera; de todos es sabido que las cartas, o se devuelven a su destinatario, o se queman en una chimenea, o se conservan para siempre. Y en vista de que Elías tenía difícil lo de entregarlas a su finada abuela y lo de convertirlas en ceniza, optó por quedárselas y leerlas.
Craso error.
Cuando finalizó su perturbadora tarea, pálido y trastornado, habían quedado al descubierto heridas familiares durante largo tiempo excelentemente disimuladas bajo una gruesa capa de hábil maquillaje; tanto, que habían llegado a pasar desapercibidas a ojos de los miembros afectados con una pasmosa capacidad de sugestión. Una estrategia de supervivencia sumamente útil para continuar llevando una existencia convencional, plana e inmaculada, pero asimismo una herencia traidora cual bomba de relojería y nefasta para los sucesores que, tarde o temprano y de una manera u otra, deben enfrentarse, como le acababa de suceder a Elías, a la realidad de una lesión infectada y de curación casi imposible. ¿Cómo solucionarlo, si el tiempo no sólo ha borrado en muchas ocasiones el rastro de su origen, sino que ha hecho desaparecer también a los responsables directos y por lo tanto, ya no queda nadie a quien pedir explicaciones?
Total, que Elías, dentro de su consternación, no pudo hacer otra cosa que experimentar dos sentimientos finales: el primero, un destructor oleaje de reproche y resentimiento hacia sus antepasados más directos, capaz de horadar los cimientos emocionales más sólidos. Y el segundo, la urgente necesidad de construir una chimenea en casa.
24 comentarios:
Inmerso en plena grabación de nuestro tercer disco no disfruto del tiempo requerido para visitarte, pero todo volverá a su cauce. Gracias por seguir ahí, un saludo!
Mercedes, Mercedes porque às vezes escolhemos o pior caminho, certo de que é o certo,e após chegar-mos ao final do caminho, ou ter caminhado uma longa distancia, percebemos o erro cometido...caso de Elias, né ? Mas lá no começo sua esposa já indicava o caminho a seguir, talvez um pouco tarde tenha entendido, mas a construção de uma lareira é o próximo passo. E também: porque fuxicar no passado nem sempre glorioso de nossos antepassados, principalmente se herdamos mais que o dna.
ps. Um imenso abraço, sem segredos e sem herança, mas com muito carinho.
¡Si ya decían nuestros mayores : Quién escucha (a hurtadillas) su mal oye... Y claro que si quieres evitar la indiscreción lo de la chimenea es todo un invento Je,je, así quedas puro y calentito
Besitos curiosones,
¡Venga, pues, a por el tercero con ilusión y con mis deseos de que sea un futuro éxito!
Un beso!
Mi querido Jair, Jair, la única herencia que quiero recibir es muuuucho dinero, jajajaja! Los secretos familiares no son buenos y aunque no nos pertenezcan directamente nos pueden hacer mucho daño...
Un grandísimo abrazo lleno de optimismo y alegría futura!
...Y también decían aquello de "la curiosidad mató al gato", jajaja! Es que yo soy de esas que hurga donde no debe por culpa de la maldita curiosidad...¡Y encima no tengo chimenea!
Besos sin heredar!
Liberado del pasado, Elias disfrutara la vision de los leños encendidos en la chimenea.
Muy tarde para la chimenea; así que sólo le resta aprender la lección, no hay que meterse con la correspondencia de los difuntos.
Buen relato.
Un abrazo.
¡Muchas felicidades Merceditas!...Que pases un bello día.
Besitos volados como Merced.
No por respeto es que afirmo que las cartas ajenas son ajenas. No fueron escritas sino para quien lo fueron y esa información que no debía ser compartida con uno, nos mantendrá a salvo también ignorándola.
Firmo para usted,
D.
Muy hermoso relato, amiga, un placer conocerte a través de Julio.
Hola te he conocido gracis a nuestro común amigo Julio y estoy muy contenta de ello y te voy a seguir para leerte con tranquilidad.
Mercedes, he perdido tu Mail entre los cajones virtuales de mi escritorio y hoy tengo que felicitarte por tu santo vía comentario en tu blog...Espero que mis cartas, atadas con un también virtual lazo verde,no causen el mismo efecto en mi familia cuando yo me convierta en su "antepasada". Un abrazo!
Vengo desde la cartelera de Julio y me encuentro con tus brillantes historias. ¡geniales!
La curiosidad le "picó", se rascó y se encontró con una tamaña "roncha".
Enarbolamos el estandarte de la verdad, pero no siempre la soportamos...
Por aquí me quedaré, un beso grande!!!
Bueno, hay otra opción más barata: romper las cartas y tirarlas al contenedor azul. Que no hay que ser tan estricto, pobre hombre. En lo que sí hay que ser estricto es en hacer caso a aquello de "la ignorancia es la clave de la felicidad".
Y yo disfruto con tu comentario! Muchas gracias por haber pasado!
...Y yo añadiría que tampoco hay que meterse con la correspondencia de los vivos, jajaja!
Un abrazo, y gracias siempre!
Gracias, gracias mil!!!! Pasé un día muy chulo, muy feliz... Y ahora me encuentro tu felicitación...¿Qué más puedo pedir?
Te mando un agradecido beso post-santo!
Querido señor Os, estoy completamente de acuerdo, pero insisto en esa maldita curiosidad que no sólo se conforma con matar gatos...
Suya afectísima,
La marquesa
Muchísimas gracias por pasar y por tu comentario, Julie! Te devolveré la visita encantada!
Este Julio, además de escribir "genialmente", está rodeado de gente más genial todavía! Muchas gracias por pasar! Pendiente quedo de ir a verte, así que no cierres la puerta!
Muchísimas gracias, Chus! No te preocupes, que te mandaré un correo en breve!
Un beso!
PD.-¿A que no sabes dónde he ido este fin de semana, después de meses y meses sin aparecer por allí???
:-D
Diana, feliz de encontrarte por aquí! El próximo encuentro, en tu blog... Muchísimas gracias por pasar y hasta muy pronto! Un beso!
Sí, sí, tienes toda la razón! Más vale no saber y, sobre todo, no "jugar a las cartas"...
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