VAYA, ME PREGUNTO QUÉ HARÍA LA PROTAGONISTA DE ESTE CUENTO SI FUERA CIRUJANA…HOY: “DEFORMACIONES PROFESIONALES”

Estela leyó de un tirón la narración que acababa de escribir. La inspiración la había abordado de golpe en plena calle y se había visto obligada a sentarse en un banco y a desenfundar presurosamente sus fieles armas literarias, una vieja libreta y un sencillo bolígrafo, antes de que fuera demasiado tarde y las musas regresaran a su ignoto país con la volatilidad que las caracterizaba.

Ahora que su mente había abandonado el estado de trance y había regresado al mundo de los vivos, Estela podía releer el cuento con ojos ajenos, obsequio de esa virtud tan poco frecuente como es la propia objetividad, para diseccionarlo con su habitual capacidad analítica, llegar a sus raíces más ocultas, e interpretarlo. Era inevitable; tenía que obrar así con todos sus escritos, y punto.

De esta forma, en las entrañas de un texto disfrazado de intensa historia agridulce, Estela halló sus propios proyectos frustrados, la resignada despedida de algunos de sus sueños, pero también la llegada de la esperanza a su existencia, presagio de abundantes sonrisas futuras y de un final feliz.

Satisfecha del exhaustivo examen realizado que la ayudaba una vez más a conocerse mejor, Estela cerró el cuaderno y lo guardó en el bolso junto al bolígrafo mientras pensaba, entre resignada y divertida, en la irremediable deformación profesional a la que se veía abocada por ser al mismo tiempo escritora y psicoanalista.