Hacía tiempo que había llegado a oídos de maese Pérez el organista que maese Pedro estaba trabajando en un hermoso retablo. Sabiendo que aquel día lo encontraría en la iglesia, pidió a su hija que le acompañara hasta allí. Aunque sus ojos no le permitirían ver las prodigiosas tallas, estaba seguro de que su autor se las describiría en detalle y con la entregada pasión que los artistas ponen al hablar de sus obras.
Maese Pedro, impaciente ante el encuentro con un mago de la música capaz de interpretar cualquier melodía con una inusitada sensibilidad, aguardaba su llegada en el polvoriento camino que llevaba al pueblo. Cuando divisó a dos figuras que se aproximaban, echó a andar rápidamente en su dirección y abrazó al organista con gran efusividad.
Tras los primeros instantes de emoción, Maese Pedro aseguró a la hija del admirado músico que su padre estaba en buenas manos y que podía marcharse tranquila. Maese Pérez corroboró la propuesta del que ya consideraba su amigo, añadiendo que para él sería un honor que le guiara personalmente hasta su maravilloso trabajo.
Entre una agradabilísima charla, los dos artistas llegaron a la iglesia. El impresionante momento se vio sin embargo empañado por un pequeño percance: en su entusiasmo, maese Pedro olvidó avisar a maese Pérez de la presencia de un engorroso peldaño, y el anciano dio un preocupante traspiés. Hábil por naturaleza y experimentado por necesidad, supo mantener el equilibrio y aceptó comprensivo las sinceras y avergonzadas disculpas de su amigo.
Fue frente al magnífico retablo donde realmente ocurrió la tragedia: maese Pérez se lanzó con un incontrolable ardor a acariciar las tallas sin que maese Pedro le hubiera advertido de un tosco banco de madera maciza interpuesto en su camino.
El golpe fue tremendo.
Aterrorizado al comprobar que el anciano organista yacía inerte en el suelo, y sobrecogido por saberse responsable de la aparatosa caída, maese Pedro echó a correr hacia el exterior como un loco, sin rumbo fijo…
Desde aquel aciago día, cada vez que maese Pedro reanuda muy a su pesar el trabajo en el retablo, el órgano de la iglesia comienza a sonar por sí mismo, intenso e inmisericorde, lanzando al aire notas machaconas y perturbadoras que le impiden concentrarse...
Lo que todavía no sabe Maese Pedro es si debe considerar el fenómeno como acoso laboral.
Lo que todavía no sabe Maese Pedro es si debe considerar el fenómeno como acoso laboral.
22 comentarios:
Perdona mi sinceridad, pero entre un maese y otro se me ha hecho un poco complicado leer el relato. Será sin duda que estoy extenuado por una semana de intenso trabajo.
saludos
Que tal Mercedes?
Creo que Berlanga habría hecho un pequeño corto con este relato, no se porque me imagino a Pepe Isbert de maese Pedro pidiendo disculpas con esa voz tan singular que tenía.Al maese Pedro no lo visualizo tanto.
Un relato muy visual y divertido.
un abrazo¡¡
Habría que destruir el órgano y acabar así con el milagro… según don Gustavo. Pero según don Manuel, sería una falla.
Un beso,
D.
Supongo que tendria que acabar con una denuncia de acoso..un fantasma acosando a un pobre trabajador..
Un relato entretenido y muy sugerente..me gusta
Saludos
Caray, mujer, que cosas se te ocurren..... acoso laboral JAJAJAJAJAJAJA
En fin, sigues haciéndome reir, muchas muchas gracias!!
Un beso
Mercedes, Mercedes o bom de te ler é a surpresa que cada conto tem, quanta inspiração minha amiga...e este não foi diferente, confesso que no começo achei meio difícil, meu vocabulário espanhol ainda é muito pequeno, mas na terceira lida já distinguia os maestros, visualizei a história, muito rica e engraçada. Minha querida amiga , por mais difícil que possa achar na primeira leitura, teus contos me possuem e não sossego enquanto não os entendo (para mim é muito importante). As imagens do personagem Pedro que comecei a ver à medida que entendia mais a história, se tornou muito engraçado, quase conseguia ver seu rosto de desespereo e ansiedade aguardando Pérez, o pequeno caminho de terra, imaginei o olhar de admiração e encantamento quando mandou a filha de Perez embora, e que tomaria conta dele...deu no que deu. Gracias Mercedes, Mercedes por escrever e contar histórias que eu gosto, que me acalmam, me encantam, e me tornam cada vez mais teu admirador.
ps. Um sempre imenso abraço.
Pues da gracias de que en lugar de dos, no hubiera tres o cuatro maeses más...!
Anda, descansa, que ya llegó el viernes.
Jajajaja, Pepe Isbert! Genial, genial! Ahora que lo dices, también me lo imagino, muy nervioso, con cara de asustado y sin saber qué hacer...!!!
Por aquí todo bien, contenta de verte. ¿Y tú, qué tal?
Que tengas un buen fin de semana!
Admirado señor, su ingenio suele arrancarme siempre una sonrisa, pero su comentario de hoy es que me ha matado a carcajadas.
Un gran beso, maese Os!
PD.- ¿Y qué, para cuándo ese estudio grafológico de gruesa Arial de catorce puntos en tinta color malbec? ¡Estoy impaciente!
Jajajajaj! Podríamos decir que este acoso es un caso...!
Un gran saludo y muchas gracias por pasar y dejar tu comentario!
Es que en tiempos de crisis cualquier cosa puede pasar, jajaja! Y ya ves, si al fin y al cabo trabajar con hilo musical no está tan mal...!
Gracias a ti por tener el valor de volver a pasar, jaja! Un beso!
Mi querido Jair, Jair, creo que hoy debo darte las gracias no sólo por leerme, por tus comentarios siempre inteligentes, sensibles, cálidos y cercanos, sino también por el esfuerzo que haces al leer en otra lengua y por tu interés en tener una buena comprensión de la historia. Me siento muy halagada y muy orgullosa de ti.
Feliz fin de semana, querido Jair, Jair, mágico fotógrafo literario... y mejor persona!
Pues a mi me gusta mucho más la TOCATA que la FUGA....es que soy muy sensible =)
Me encanta tu cabecera nueva...OLÉ, como buen catalán que soy
Buen fin de semana Merce
PD: Suscribo todo lo que dice Jair =))
Excelente relato. Con un final con humor. Me gustó que hubiera dos maeses, todavía resulta más irónico...
Un abrazo.
Sin duda es acoso laboral, Mercedes. Y ahora que te leo, estoy pensando en que esto se puede aplicar a mi caso, pues cada vez que me pongo a escribir... en fin... me acosan hasta que me duelen los tobillos. Acabas de iluminarme, podría emprender acciones legales por ello.
Dos fenómenos en el relato se alzan poderosamente acariciando el gusto del lector. La trama, urdida con ingenua inocencia que, sin embargo, va tejiendo la tragedia; y el desenfado con el que la autora resuelve y cierra su trabajo.
¡Impecablemente bueno!
Mil felicitaciones.
Un abrazo.
(El tiempo, querida Mercedes, el tirano tiempo me mantiene con las manos atadas, pero siempre me haré un espacio para disfrutar de tus letras. Mil disculpas, y confío en tu comprensión. Otro abrazo)
Muy agradecida quedo por tu comentario, peeeeeeerooo...por lo que respecta a la cabecera, al final ha pasado lo que te comenté. ¿Resultado? Una chapuza hecha con buena voluntad, eso sí, siguiendo los mejores consejos (porque la torpeza no viene del maestro, sino de la alumna).
Un beso agradecido! :-D
Ya ves, o no encuentras ninguno en años, o te topas de golpe con dos maeses...!
Un abrazo!
Te animo a que lo hagas, pero sobre todo te animo a que vuelvas y te quedes ya de una vez en la blogosfera, mujer, que te echo de menos!!
Uff, Julio, tranquilo, no te preocupes! Me parece que andamos todos igual, luchando contra el tic-tac de las narices! Que sepas que aquí tendrás siempre las puertas abiertas, y que siempre que puedo, me escapo a tu blog para disfrutar de un buen rato seguro!
Un abrazo y gracias!
Esos misterios me gustan :P
...Y queda sin resolver...!!!!
:-D
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