Los años habían ido robando imperceptiblemente capacidades y energía a Bernardo y Narciso, pero lejos de sentirse frustrados por no llevar el ritmo de vida que sólo la juventud sabe otorgar, los dos amigos se habían adaptado a las circunstancias y habían encontrado un fascinante deporte que los mantenía en plenas facultades intelectuales: la discusión.
Poco importaba el tema; cualquiera era bien recibido para desmembrarlo tirando cada uno con fuerza de un extremo. Porque, para bien o para mal, Bernardo y Narciso no coincidían jamás en sus opiniones y raramente llegaban a un acuerdo.
Una mañana otoñal, mientras el viento ya un poco hostil daba movimiento al jardín, Bernardo y Narciso, sentados en el banco de siempre, se enzarzaron en un nuevo y espinoso asunto: la vida más allá de la muerte.
-Tú dirás lo que quieras –insistió Bernardo, obstinado-, pero una vez la palmas, ya no hay nada más. Te pudres y se acabó.
Como no podía ser de otra manera, Narciso rebatió los argumentos de su amigo con la acidez que le caracterizaba:
-Eso te pasará a ti, que no tienes alma, pero para los que somos de fondo espiritual, estoy convencido de que nos espera algo más.
-Bueno, esto se arregla pronto… -añadió Bernardo con un toque misterioso.
Narciso enarcó una ceja, escéptico.
-Como no te expliques mejor…
-Te propongo un pacto: el primero que muera –y en ese momento miró desafiante a su amigo-, que envíe una carta al otro explicando qué ha encontrado. Si no llega nada, es que tengo razón.
-Por una vez admito que es una idea de gran lucidez –reconoció Narciso-. Hágase, pues.
Y ambos amigos entrechocaron sus arrugadas manos para sellar el acuerdo.
Como si el destino se hubiera impacientado ante tan inusitado compromiso y no pudiera esperar al desenlace, aquella misma fresca mañana Bernardo agarró un fuerte resfriado que desembocó días después en una feísima neumonía. Cuando acudió al médico, tarde según su costumbre, poco se pudo hacer ya para salvar unos pulmones tan castigados: Bernardo no superó la prueba y murió.
Narciso lloró tan amargamente la inesperada desaparición de su compañero de discusiones que las lágrimas acabaron por borrar de su afligida mente aquel famoso pacto.
El día en que se cumplía un mes del funesto suceso, Narciso acudió al cementerio a visitar a Bernardo. Allí, junto a la tumba del amigo desaparecido, permaneció en silencio unos minutos, haciéndole compañía.
Ya de regreso, cabizbajo y compungido, abrió el buzón. Dentro encontró una carta. Como no llevaba sus gafas de vista cansada no pudo descifrar la menuda y apretujada letra del sobre hasta llegar a casa. Fue entonces cuando leyó el nombre del remitente y, sin darle tiempo a abrirla, sufrió un infarto que no tuvo piedad alguna con su pasmado corazón.
20 comentarios:
Vaya terquedad. ¿Para qué el pacto, si una cartita lo iba a infartar? Hay gente de muerte fácil. Se dejan morir al primer viento contrario.
Que prisa por cambiar a una dimensión desconocida.
Ya sobrarán eternidades para morirse.
Seguro que el remitente era la compañía de electricidad…
Besos del más acá.
D.
Yo creo que en el fondo el amigo le envió una carta a propósito, para que muriera y seguir así discutiendo juntos en el más allá tal como habían hecho en el más acá.
Saludos!
Si sus comentarios son siempre electrizantes, querido señor Os, éste lo es aún más. Más acá, quiero decir, claro.
Besos sin facturas de ninguna compañía!
Mercedes, Mercedes aqui lembro aqueles velhos casais que quando um morre o outro vai logo atrás, bem, não é o caso, mas acordo é acordo e acho que o coração de Narciso não estava preparado para "a aliança de impacto". Pois é, até para 'brigar' existe a necessidade do outro...tou perdido, ou viro esquizofrênico ou não terei mais com quem falar, muito menso brigar ou fazer algum pactozinho. Mais um belo conto que me encanta.
ps. Um imenso abtraço sem pactos de morte, apenas de amizade e respeito.
Qué bueno! me encanta este relato :-)
Intrigada me quedo: será que Bernardo escribió la carta antes de morirse para que se la enviaran luego a Narciso y gastarle una broma? o realmente la escribió desde el más allá? bueno, si acaso que se lo explique él directamente a Narciso, ya que parece que el reencuentro se producirá en breve... ;-)
Tus relatos atrapan.
Jair, Jair, conozco un caso que entra dentro de la situación que explicas. Si esto puede pasar con un matrimonio...¿por qué no con dos amigos?
¿Has podido solucionar tus problemas con los comentarios en tu blog? ¿Has intentado cambiar de navegador? Espero que pronto puedas volver a comentar comentarios!!!!!!!!!!!
Un grandísimo abrazo sin pérdidas ni esquizofrenias, sino con una sonrisa y mucha felicidad!!!
Pues yo qué sé si detrás había una amistad de esas que en el fondo se quieren hacer la puñeta, jajajaj!
Hasta el lunes! ;-)
...Pues me temo que si quieres huir de ellos, sólo te queda una salida: "The great escape"!!
;-D
¡Ahora se va a enterar que hay más allá de la muerte...
Linda historia.
mariarosa
Atrapante! talvez fue una ultima carta sabiendo que su final estaba al llegar o no. Un abrazo
Hasta el lunes???? nueva fecha elegida con la Doña?
¿....Y nos escribirá quizás para contárnoslo??
:-D
Un abrazo!
...Que cada uno imagine la segunda parte, jejeje...
Un abrazo!
...Missssssssssmamente.
gusté del cuento.
de tanto discutir y hacer realidad el mundo espiritual, el otro se lo llevó,porque no quería quedar solito en el otro mundo,jajaja.
siempre fui una persona de lógica, aunque es un cuento, la realidad es que existe ese mundo que no vemos, solamente lo vemos con los ojos espirituales, buen escrito y motivador, escritor.
un abrazo desde Brasil.
EL ESCRITOR:GONZALO
Gonzalo, muchas gracias por haber leído el cuento y por haber dejado un comentario. Vuelve cuando quieras, serás bien recibido.
Un abrazo desde el otro lado del charco!
Eso es ser un buen amigo ¡y encima egoísta y envidioso! Pues nada, a enterarse qué hay más allá de esto que han dado en llamar "vida".
Un abrazo.
...Y si quieren, que nos escriban y nos lo cuenten, porque yo no tengo mucha prisa por ir...
Un abrazo enraizado en esta vida.
Publicar un comentario