Al ver que se le había acabado la última caja de té casi se le escapó una risa histérica, pero se contuvo porque la situación no era como para tomársela a guasa. El agua escaseaba y tampoco es que quedasen muchas conservas. ¿Quizás para un mes, para dos, a lo sumo? Roberto, el ser humano más parecido al gigante egoísta del cuento de Wilde, empezó a preocuparse por su futuro más inmediato.
No lo hizo en cambio doce meses atrás, cuando dieron las alarmantes noticias de un inminente ataque nuclear; al fin y al cabo, hacía tiempo que se había molestado en construir un refugio antiatómico en el sótano de su caserón. Lo tenía todo organizado: agua, alimentos y artículos de primera necesidad para todo un año, además de varias novelas, crucigramas, unos cuantos puzles de 50.000 piezas… Había pensado en todo.
Por supuesto, había mantenido su maniobra en secreto. Sólo habría faltado que en el momento de la catástrofe se le hubieran agolpado en la puerta de casa molestos vecinos y engorrosos familiares lejanos pidiendo asilo. Era un refugio para una sola persona, él, y punto.
Durante los primeros meses se consideró un tipo con suerte, y se rió de los pobres desgraciados que no se habían organizado de antemano. “Que se fastidien y se achicharren; eso les pasa por no ser previsores”, pensaba. Llevó pues sin trauma alguno la carga de la soledad con la ayuda de sus entretenimientos y no tenía prisa por asomar las narices a un mundo probablemente arrasado y contaminado.
Pero cuando los víveres se acaban, lo mismo da morir dentro que fuera, de modo que una mañana, Roberto tomó la difícil decisión de salir al exterior, con la esperanza de encontrar algo de vida que le procurara más vida.
Extremadamente pálido, bastante anquilosado y muy temeroso, Roberto recorrió el laberinto subterráneo hasta dar con las escaleras que le alejarían de ese sótano blindado. Cuando abrió la puerta que lo devolvió a su antigua cocina, sintió un fuerte estremecimiento: todo estaba tal como lo dejó hace un año, en la penumbra de una despedida que él había creído para siempre.
El momento clave había llegado. Tragó entonces saliva y abrió la puerta.
Un rayo de sol lo cegó. Roberto se había olvidado de la luz natural… ¿O se trataba del resplandor del fin del mundo? Mientras adaptaba su visión, oyó sonidos que le recordaron a lo que hacía doce meses era el tráfico.
-Pero don Roberto, ¿de dónde sale? –le preguntó el pesado de su vecino, don Jaime, que estaba vivo y coleando-. ¡Pero qué desmejorado está! ¿Qué le ha pasado, hombre de Dios? ¡Si parece un desenterrado! Y yo que lo imaginaba de viaje…
De repente, Roberto cayó en la cuenta de haber vivido prisionero en su propio sótano un año entero sin saber que el supuesto ataque nuclear no se había producido al final. La vida había seguido sin cambio alguno mientras permanecía secuestrado por él mismo, creyéndose el único superviviente de un desastre, cuando el único desastre había sido él.
33 comentarios:
Qué buen relato, muy bien construido y la idea parece sencilla pero no lo es tanto.
He disfrutado un buen rato.
UN abrazo.
¡Qué buen relato! Magistralmente logrado. Me gustó muchísimo. Saludos cordioales.
casos de la vida real que muchas veces no queremos ver.
El problema siempre está en nosotros mismos, no cabe la menos duda de ello. Un buen relato, bien escrito, muy original la idea y de gran contenido. Me encantó.
Para la próxima hecatombe que no olvide llevar una tele o una computadora portátil. En todo caso, este hombre ha sido más que precavido, se puso en acción… mejor activos hoy que radiactivos mañana.
Un beso,
D.
He disfrutado mucho con tu relato! Muy buneo!
ANDA QUE BIENNNN.....
ahora se pueden leer tres cuentos relacionados. Muy bien Merce, así se desempolva un poco el archivo y se puede encontrar joyas olvidadas.
Un beso "elegante"
=)
Recién salida del refugio antiatómico (juajuajua) tras un año encerrada, agradezco de nuevo tu visita y tu amable comentario.
Un abrazo!
Pues yo muy feliz de volver a verte por aquí!
Un gran saludo y gracias!!!
Ya sabes, en la vida real, cada loco con su tema...
Efectivamente, y de nada sirven los refugios antiatómicos para esos casos, ¿verdad?
Gracias por pasar!! Hasta pronto!
Ya te digo... A este señor, lo más importante se le quedó afuera!
Un beso sin radiaciones
PD.- Anda, que como todos los supervivientes de todas las hecatombes sean así de espabilados, estamos apañados!
Y yo he disfrutado con tu amable comentario!
:-D
Gracias!
¿Qué te parece??? Me lo ha aconsejado un buen amigo. Si quieres, te explico cómo se hace...
XD (GRACIAS)
Un beso y una cocacola! (también elegante??)
Excelente!!!!
Creo que Roberto, seguirá preso, pero de su egoísmo
Me encantó tu cuento, magistralmente logrado...
Besitos en el alma
Scarlet2807
escondido de sí mismo,hasta ese punto de egoísmo.
le diste la vuelta de tuerca para reir, bravo mechis!
besitos*
¿Y que año dices que era?, quizás se fue el único al que un desahucio "de principios de siglo XXI" le habría venido bien! Un beso
Ah, Mercedes y lo de publicar relatos relacionados...¿Como se hace? (yo también quiero.....)
Bah, hay gente que nunca aprenderá...
Un placer verte por aquí! Un beso!
Roberto, tortuga hibernada... y tonta!
Un beso y una risa!
Te mando un correo! :-D
¿Por qué dejas al final al protagonista sumido en un profundo ridículo, cuando ha sido juicioso y ha obrado sensatamente en todo momento?
Un saludo con cariño y sin acritud.
!Pues que quieres que te diga, le está bien empleao... si es que algunos deben tomar de su propia medicina, para a ver si así les reaccionan las neuronas y las entrañas!. Pero la moraleja mejor del asunto es que finalmente no vino la hecatombe nuclear, que no creas, tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe añicos... !miedo me da ná mas pensarlo, fíjate!
Muy buen relato Mercedes... ágil y brillante, y que te da que pensar.
Un besote gordo
Genial.
Buenisimo, engancha desde el primer momento y..el egoismo es lo que hace.Estragos. Y por egoista le pasó lo que le pasó.Mil besos me encantó
QUE MAL LO VAMOS A PASAR.....UN PUZLE DE ESA CARATERISTICAS ES PARA NO SALIR DE CASA.......ABRAZOS.......
Estuvo un años, otros han estado enclaustrados toda su vida.
Me ha gustado tu escrito, gracias por compartirlo.
Besitos de Arte.
John, cuando pases por aquí no olvides nunca que "los cuentos, cuentos son"...!
Saludos.
Queridísima, me entero por Alberto de que estás publicando en tu otro blog...¡Pasaré a verte! Y yo que pensaba que tenías los asuntos blogueros aparcados... Pues me alegro un montón!!
Un grandísimo beso con mis mejores deseos!!!!!!! Hasta dentro de nada!!
Hala, hala, que se lo tiene bien merecido, jajajaj!
Un beso!!
Me pregunto si con lo que está cayendo (y no me refiero a la lluvia) un refugio antiatómico nos protegería de algo...!
Un abrazo y ánimo para aguantar!!
Mil gracias a ti por pasar y tener la paciencia de leerme! :-D
Un beso y hasta pronto!
Mercedes, Mercedes que magnifica descrição, é muito prazeroso te ler... pobre Roberto do alto de seu egoísmo, perdeu um um ano de sua vida (bem, ele conseguiu se ver livre dos vizinhos e parentes, mas será que vale a pena estando salvo e só ? Tenho repensado isso, até onde posso seguir só, poderei eu enloquecer, ou, enfim...Mas não é muito difícil encontrar pessoas com este mesmo pensamento de Roberto, pois um dos males da vida moderna é o egoísmo, então imagina ter de conviver no trabalho, na vizinhança, com as autoridades, todos com este perfil doente e egoísta...seria um problema.
ps. Minha mui estimada amiga Mercedes, Mercedes, gracias, gracias pelas palavras em meu blog, fico feliz demais ao te encontrar por lá.
ps.2 Bom, dos contos passados que não pude comentar mas os li, achei genial o do personagem que saiu do filme para matar o diretor, amei...
Mi querido Jair, Jair, yo soy una gran defensora de la soledad, pero reconozco que es muy importante tener cerca el cariño de los seres queridos. En cuanto a Roberto, seguro que era muy antipático, jajaja!
Un inmenso abrazo lleno de agradecimiento por tus palabras, por tus comentarios y por estar ahí, lejano en el mapa, pero cercano en espíritu!
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