NO PENSÉIS QUE HE VUELTO UN POCO ÑOÑA DE LAS VACACIONES, PERO HOY HABLARÉ DE UNA PELI "ANTIGUA": “PICNIC”

Cada vez que en la tele aparecen imágenes de un tren en busca de su destino, no puedo evitar acordarme del final de una de mis películas favoritas: “Picnic”.
¿La habéis visto?
Es una historia un poco cursi y dulzona, pero con mensaje: chico guapetón y buenazo, aparentemente un bala perdida con poco cerebro, pero también con mala suerte en la vida (William Holden), conoce a la guapa del pueblo (Kim Novak), una jovencita considerada tan bella como tonta. Y surge el flechazo y un amor tirando a imposible.
Dos guapos tontos, unidos por el azar.
Es cierto que un poco atolondrados sí lo parecen, pero el mensaje es bonito:
Dios los cría, y ellos se juntan.
Y una vez que se han encontrado, no pueden separarse. ¡Es tan difícil ir en busca de la “media naranja”, y tan milagroso encontrarla…!
Nada más conocerse, se produce una chispa que traspasa la pantalla. La atracción que sienten los protagonistas es inevitable: dos mentes en la misma sintonía, que sólo con mirarse se reconocen como almas gemelas.
El decorado no puede ser menos propicio para esta atracción esotéricamente irresistible: ambiente opresivo de pueblo estrecho de miras donde reinan las apariencias, madre obsesionada por eliminar su propia frustración de mujer abandonada con la boda de su bella hija, novio adinerado y casi impuesto, el partidazo del pueblo, guapito de cara pero tirando a soso y tan presuntuoso como acomplejado…
Desengaños, decepciones, hipocresía, verdades nunca dichas, soledad, envidias, celos,…
La cosa no pinta nada bien.
Como no es el mejor lugar para empezar desde cero, acaban, tras no pocas vicisitudes, lejos de allí. El final no es ni más ni menos que la decisión correcta para que el destino vaya por buen camino, a pesar de la incertidumbre.
Como el tren de la última escena.
Lo importante es que se entienden. Y se quieren. Necesitan demostrarse que el amor les dará la fuerza para salir adelante. Aunque sean los únicos en creer en ellos mismos.
Con eso les basta.

PD.- ¡La escena del baile es para mí una de las más logradas de la historia del cine!